sábado

momentanea felicidad

Voy a morirme sola, y probablemente rodeada de gatos...
Ahuyento a la gente o quizás soy muy mala persona y por eso nadie quiere estar conmigo.
Mi momentánea felicidad es tan fingida como necesaria para no fallecer de pena...
Llevo llorando dos horas y sólo consigo hacerme sentir mucho peor, ni siquiera soy capaz de explicarle a nadie lo que me pasa, y es que la violenta y cruel soledad me hace bastante daño.
Tener que morir sola igual no está tan mal, pero que tu deseo más sincero y ardiente sea no querer existir es algo horrible.


viernes

Espero que no dé igual.

Espero que lo leas y no te hagas la incomprendida, que no hagas oídos sordos a palabras que te calan dentro, y que no saldrán de tu cabeza así como así, que no te corroa la culpa, pero que te llene el sentimiento de echar de menos. Quiero que no me abandones, que me recuperes como quien coge un libro enorme despues de haberlo empezado y haberlo dejado por pereza, poco tiempo o pura vagancia. Nuestro libro no acabará así de fácil, pienso intentarlo hasta que lo consiga, pero no voy a estar ahí eternamente, no me merezco perseguirte, mendigarte minutos, estar siempre dispuesta cuando tú no lo estás nunca, porque la amistad no se basa en tener un esclavo para cuando tienes problemas, estás aburrido o no te queda nadie más. Tenemos que pasarlo bien, disfrutar, reirnos hasta que nos duela la barriga, tener nuestros secretos inconfesables, mirarnos y entendernos, simultaneidad, un día tú y otro yo, llorar juntas, engordar un poquito con helado de chocolate para que la que esté deprimida no lo esté sola, no dejar ni un momento que la soledad se cuele por ninguna rendija, compañía, insultarnos de broma, tener nuestras peleas e insultarnos no de broma, pedirnos perdon, tener opiniones diferentes ser cabezotas... en fin... todos sabemos lo que es la amistad, pero parece que se te olvidó temporalmente. No soy persona de mil amigos, ni quiero. Tengo muchos conocidos, pero amigos propiamente dichos pocos. Igual por eso no los dejo marchar fácilmente, así que por favor, pon un poquíto de tu parte, lo pasaremos bien. Es un tesoro, y ¿quién se dedicaría a tirarlo joya por joya, moneda por moneda, lentamente al mar?

lunes

De postre un sol maldito que termine de volverme loco

Amanece conmigo, no te vayas nunca.
No dejes que me vaya yo tampoco.

Es verte y tener ganas de besarte, abrazarte, mirarte... Es magia!

Deja de pensar en la vida y resuélvete a vivirla.
Hacía tiempo que no sentía alegría y tristeza, ganas de llorar y de reir, de gritar y callar...
Todo simultáneamente...
Y todo gracias a tí...
Me has devuelto la ilusión que perdí la ultima vez que nos separamos, por favor, no me la vuelvas a quitar nunca.

sábado

El primer día

Ya sé que no he venido desde hace tiempo, mucho tiempo. Pero no necesito estar aquí para pensar en tí. Me dijiste una vez que la pena de la ausencia se borra ante la memoria de recuerdos felices, ¿cuándo dejarás de faltarme tanto?
Me gustaría continuar con nuestras conversaciones, preguntarte mil cosas, oír tus miles de respuestas, incluso las que te inventabas. También querría sentir tu mano en la mía, ir a tu lado como cuando íbamos a ver bajar la marea adentrarse en alta mar. 

Marc Levy.


Hay días iluminados por pequeñas cosas, por nimiedades que te hacen increíblemente feliz: una sobremesa con risas, un juguete de la infancia que aparece en la estantería de un anticuario, una mano que aprieta la tuya, una llamada que no esperabas, unas palabras dulces, tu hijo que te abraza sin pedir otra cosa que un momento de amor... Hay días iluminados por pequeños momentos de gracia, un aroma que te alegra el alma, un rayo de sol que entra por la ventana, el ruido de un chaparrón cuando estás todavía en la cama, las aceras nevadas o la llegada de la primavera y sus primeros brotes.

Marc Levy.