Me alucina pensar que justo hace un año lo tenía todo y ahora siento como que no tengo nada. Si, tengo las cosas básicas, pero me faltan las esenciales para ser feliz, y es que nunca en toda mi vida había sido tan feliz como hace un año.
Tenía amigos, tenía un noviete, tenía deporte diario (porque me apetecía), tenía un cuerpo en el que me sentía a gusto, tenia planes a diario, tenía vida y luz y ganas de que saliera el sol cada día para salir por ahí a reir a saltar a correr, a ser yo misma.
No pasaba un día sin que me riese a carcajadas por cualquier chorrada, pasaba los dias completos hablando con gente que me aportaba muchísimas cosas, estudiaba muchísimo, corría muchísimo, comía estupendamente, cumplía con facilidad y con creces cualquier objetivo que me propusiese.
Y de repente un dia, en febrero, algo maravilloso me pasó, algo que quería con todas mis fuerzas y que pensaba que nunca iba a pasar. Algo que pensaba que me haría tremendamente feliz pero que solo consiguió que esa chispa que me hacía brillar se apagase. Y desde entonces me ando buscando sin encontrarme, buscando razones para salir de la cama cada mañana, sin ánimos ni fuerzas para hacer nada.
Ando en busca de esa chispa que va a devolverme mi felicidad y mi vida.
